Los recién
nacidos y los lactantes respiran principalmente por la nariz. Durante las
primeras semanas de vida la producción de moco en las vías respiratorias
aumenta y debido a que sus fosas nasales son muy pequeñas, una pequeña cantidad
de moco puede producir un sonido muy fuerte.
Aunque suenen
muy congestionados, no dejes que el ruido te asuste a menos que interfiera con la
alimentación o el sueño. Si la congestión
interfiere con la habilidad de tu bebé para comer o dormir, contacta a
tu pediatra.
Alimentarlo en una posición erguida o ligeramente elevando la cabeza
puede ayudar. Adicionalmente, intenta las siguientes técnicas para aliviar la
congestión:
·
- Usa un humidificador o vaporizador en la habitación mientras duerme para mantener la mucosa de la nariz humectada.
- Retira el moco mediante solución salina en cada una de las fosas nasales. Tu bebé puede toser a medida que las gotas salinas bajen por su garganta, eso es normal. Luego retira moco con una pera de goma. Intenta succionar cuando tu bebé está en una posición recta pues la gravedad ayuda a drenar el moco. Procura que el uso de la perilla no sea excesivo pues esto puede irritar el interior de la nariz de tu bebé y empeorar la congestión.La solución salina puede ser comprada en forma de gotas, spray, suero o se puede hacer en casa (1/4 cucharaditas en 8 oz de agua).
Aún cuando la
mayoría de las veces la congestión nasal es la responsable de hacer el ruido al
respirar, es importante reconocer los
datos de dificultad repsiratoria. Un recién nacido normalmente respira de 30 a
60 veces en un minuto. Si sientes que tu bebé está tomando más de un respiro
por segundo, obsérvalo bien. ¿Puedes ver que el espacio entre sus costillas se
mueve de adentro hacia afuera en cada repsiración? ¿Puedes oír algún ruido entre
cada respiración? ¿Está tosiendo?¿Su piel se ve azul? Si la respuesta a
cualquiera de estas preguntas es sí, o no puedes diferenciarlas, llama a tu
pediatra.